Para nosotros viajar lo es todo. Desde que hicimos nuestro gran viaje de dar la vuelta al mundo, nuestras vidas ya no han vuelto a ser las mismas.
Haber viajado durante tanto tiempo ha hecho que hayamos aprendido a vivir siendo nosotros los dueños de nuestro tiempo y nuestra vida. Así que ahora, ya no hay marcha atrás.
Viajando somos libres y, sobre todo, felices. No hay nada ni nadie que nos condicione a nada, así que nos convertimos en pureza absoluta. Mola mucho vivir siendo tú al 100% ;-).
Cada uno escoge, o al menos debería poder escoger, el modo de vida que quiere llevar ¿no? Nosotros escogemos VIVIR VIAJANDO porque es lo que nos hace sentir vivos. No hay nada como conocer diferentes culturas, personas, comidas y, sobre todo, diferentes maneras de pensar.
Viajar es una prueba de fuego. Es una salida constante de mi zona de confort que me obliga a probarme y me ayuda a valorarme. Ya que me doy cuenta de la cantidad de cosas que soy capaz de hacer, y lo lejos que puedo llegar cuando hago lo que me gusta.
Por otro lado, soy una persona con mucha necesidad de experimentar y probar cosas nuevas. Y un viaje es siempre el mejor escenario para descubrir. Cuando viajo, todas las calles y edificios son nuevos para mí. Cada vez que viajo a una nueva ciudad, tengo la manía de aprenderme el callejero, de saber moverme sin mapa.
Además, viajar implica conocer a nuevas personas, probar comidas desconocidas, descubrir costumbres… Todo esto me aporta la sensación más maravillosa del mundo. La sensación de sentirme viva y plena, de saber que cuanto más cosas haga, menos podré arrepentirme de no haberlas hecho.
Para nosotros el impacto que tiene viajar es indudablemente ser más felices ya que nuestro cuerpo y cerebro nos lo agradecen. Levantarnos todos los días en algún lugar del mundo y tener la oportunidad al día siguiente de conocer otro nuevo, mata totalmente la monotonía en la que muchas veces caemos cuando se vive de manera tradicional.
Romper con ese esquema planteado como “normal” en la vida, a pesar de los muchos miedos que teníamos al empezar, como por ejemplo:
Nos obliga indudablemente a buscar los recursos dentro de nosotros mismos para salir adelante. Lo que nos produce un cambio de mentalidad, nos brinda un nuevo punto de vista, forja nuestra paciencia y nos aporta mayor bienestar emocional potenciando nuestra autoestima como ninguna otra cosa lo hace.
Por eso es que nos hemos vuelto adictos a viajar ya que nos deja un banco millonario de recuerdos y anécdotas que contar.
Escribe tu comentario